• Vie. Dic 5th, 2025

Granizada y tormenta eléctrica presagian desequilibrio energético para el nuevo gobierno

Pueblos indígenas advierten una posible regresión del Estado Plurinacional

Cepabol/09/11/25 – La llegada de Rodrigo Paz Pereira a la presidencia marca un giro político en Bolivia que, lejos de pasar inadvertido, ha generado preocupación en los sectores indígenas y sociales que fueron pilares de la construcción del Estado Plurinacional.

La granizada y tormenta eléctrica, en el momento de la asunción de mando del nuevo presidente boliviano, se interpreta como un momento de desequilibrio energético y ético. Para la cosmovisión aymara, estos fenómenos naturales no son un buen augurio, se aproxima un castigo para los bolivianos.

El Amawta Uriki David Tikuna, en un análisis tras la posesión de los nuevos mandatarios, advirtió que la política boliviana atraviesa una etapa de ruptura simbólica y espiritual, donde el discurso de modernización del Estado parece chocar con las raíces comunitarias que sostienen la vida colectiva.

“No hay renovación cuando se desconoce la memoria. El gobierno que no escucha a los pueblos, que ignora la sabiduría de los abuelos y que reduce la plurinacionalidad a un eslogan, está condenado a repetir los errores del pasado”, expresó el Amawta Uriki.

El analista espiritual destacó que, más allá de los gestos diplomáticos y los anuncios económicos, lo que está en juego es la continuidad del horizonte histórico de la descolonización, iniciado en 2006 y plasmado en la Constitución de 2009. La reciente designación de ministros provenientes de élites urbanas, alejadas de las realidades rurales e indígenas, ha sido interpretada como un retroceso simbólico en el diálogo intercultural que dio origen a la Bolivia plurinacional.

Desde la cosmovisión andina, el nuevo gobierno es visto como una expresión del poder racionalista occidental, que privilegia la eficiencia técnica sobre el equilibrio espiritual y comunitario. En palabras del Amawta Tikuna, “el poder sin espiritualidad se convierte en arrogancia, y la política sin corazón se vuelve una máquina que destruye lo que no comprende”.

Las organizaciones indígenas han manifestado que el discurso de “unidad nacional” impulsado por Paz podría convertirse en una forma sutil de homogeneización cultural, diluyendo las autonomías indígenas y debilitando la gestión comunitaria de los territorios. La preocupación se extiende al ámbito económico, donde se teme una reorientación neoliberal de los recursos naturales, especialmente en zonas con presencia de pueblos originarios.

El pensamiento amawtico advierte que Bolivia se encuentra ante un punto de inflexión histórico: puede optar por profundizar el proceso plurinacional y reconciliar el Estado con su diversidad, o puede retroceder hacia un modelo centralista y vertical que margine nuevamente a los pueblos que le dieron fundamento.

“La historia no se repite, pero se refleja. Hoy Bolivia vuelve a mirarse en el espejo de su pasado. El desafío del nuevo gobierno no es gobernar mejor, sino gobernar con sabiduría; no administrar la tierra, sino dialogar con ella”, concluyó el Amawta Uriki.

En el fondo, la advertencia amawtica es clara: sin equilibrio entre la razón política y la sabiduría ancestral, ningún gobierno podrá sostener la armonía del país.

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