Las vidas obreras importan. Siete años de lucha de La Paz Limpia y el Estado continúa en defensa de la empresa millonaria
Este viernes, en horas de la mañana y luego de 7 años de lucha, lxs trabajadores despedidos de Aseo Urbano LaPazLimpia manifestaron que continúan sin solución por parte de las instituciones del Estado y el gobierno que les niegan el derecho a defender su trabajo. En compañía del actual Sindicato de LPL, la Central Obrera Departamental y trabajadores fabriles despedidxs de Altifibers, se concentraron en el centro de La Paz frente a la Sala Constitucional Segunda esperando los resultados de la Audiencia de Amparo Constitucional contra los magistrados de Sucre (quienes anularon el Auto Supremo 4666-2023 e impidió la reincorporación a su fuente de trabajo). Modesto Yupanqui, ex-secretario ejecutivo del sindicato de trabajadores afirma que son cuatro acciones constitucionales desde 2017, y nuevamente se ven obligadxs a movilizarse.
Carlos CornejoCorresponsal de La Izquierda DiarioDomingo 7 de julio | 11:35 | Edición del día
Recordemos que ese año cerca de 160 trabajadoras fueron despedidxs por la Empresa La Paz Limpia, vulnerando el derecho a la continuidad laboral, el fuero sindical y los derechos laborales que les correspondía a cerca de 600 obrerxs quienes son esenciales para garantizar este servicio público de sanidad para la sociedad paceña. Mes tras mes, millones de bolivianos recaudados por la Alcaldía (quien terciariza la relación laboral, renovando el Contrato de Licitación cada 10 o 15 años) son codiciados por la empresa privada, y desde 2016, LaPazLimpia se adjudicó la licitación avanzando con una ofensiva anti-obrerap y con consecuencias sobre las vidas de las familias trabajadoras de Aseo Urbano hasta el día de hoy.
¿Qué pasó desde 2016 que ingresó la empresa privada?
En una entrevista a Cristian Cerezo, actual dirigente del Sindicato de Trabajadores de LaPazLimpia nos recuerda sobre ese agosto de 2016, cuando aún era un trabajador de base: «La empresa fue táctica. Trajo a trabajadores (de Aseo Urbano) de El Alto que empezaron a suplantar funciones dentro de nuestros depósitos, amenazándonos de que ese cambio iba a ser permanente si continuaban apoyando al Sindicato. Ofrecieron trabajos eventuales de 3 meses para desconcentrar a lxs trabajadores (…) Nosotros teníamos derechos ganados en anteriores gestiones, como el bono presentismo, bono cumplimiento, material de higiene para cada obrero, distintos derechos ganados en 10 años que estábamos trabajando para Empresa Sabempe. Cuando pasamos a esta nueva empresa (LaPazLimpia) su grupo de choque posesionaron una nueva directiva en horas de la noche (…) Contábamos con un Sindicato reconocido con Resolución y no podíamos aceptar un nuevo directorio posesionado por administrativos de la misma Empresa (…) Armaron este grupo paralelo y empezó los acosos, las contramarchas con compañerxs diciendo que los quinquenios están pagados, que no existe acoso laboral, que la empresa nunca tuvo retrasos salariales«. Posteriormente, la empresa empezó comunicó el ingreso «caso por caso», lo que ya significaba una derrota total: «Modesto, nuestro dirigente en ese momento tenía esa posición de pasar en bloque sin necesidad de evaluación. No corresponde que trabajadores que viene de 5 años de antigüedad tengan que pasar un periodo de eventualidad de 3 meses», agregó.
Tras esa intervención sistemática de los grupos de choque en las asambleas obreras, la patronal logró dividir a lxs trabajadores aislando al sindicato y a las trabajadoras de planta con mayor antigüedad, aprovechándose de la necesidad de un gran sector de lxs trabajadores que aceptaron ingresar como «eventuales», como si estuvieran iniciando de cero y sin ningún derecho. Fue una derrota obrera orquestada por la patronal. Los dirigentes de las centrales sindicales se negaban a presentar un plan de lucha para combatir el aislamiento, y más de un centenar de trabajadorxs fueron despedidxs junto con su sindicato pese a existir fuero sindical. Se inició un proceso de lucha con huelga y movilización durante meses esperando un fallo constitucional favorable; sin embargo, la confianza en el resultado legal las llevó al desgaste (generado por semanas de audiencias, trámites y suspensiones con el ministerio de Trabajo y los tribunales), y luego a levantar la movilización cuando el Auto Supremo conminaba a la reincorporación laboral de decenas de compañeras que lograron resistir con el enorme esfuerzo que exigía mantener el asentamiento frente a la alcaldía paceña. La patronal aprovechó esas condiciones logradas para un tiempo después volverlas a despedir. Siete años después, Cerezo, nos comenta de la crisis sindical que se fue profundizando en manos de la directiva pro-patronal hasta la situación actual en que los trabajadores lograron recuperar su propio sindicato.
No es sólo avaricia patronal: los empresarios hacen política
Cerezo afirma que ahora existen 450 afiliadxs considerados como «jornalerxs», y sólo 150 son considerados «de planta». La forma de pago, sus irregulares y arbitrarios horarios y rutas, el acoso laboral, las irracionales y peligrosas condiciones de trabajo se imponen en función de la avaricia empresarial: les exigen «un mínimo de tonelaje diario» de basura a recoger, obligándoles a «cargar piedras, llantas para aumentar el pesaje», afirmaron las compañeras del sindicato. Con un miserable salario, son obligadxs a comprarse sus propios guantes y escobas para poder realizar el trabajo. Expuestas a accidentes y ataques de mordeduras de perros (abandonados en las calles) las barrenderas son despedidxs por reclamar un trato digno. Es ese el régimen resultado de esa ofensiva patronal en 2016 que sólo se sostiene gracias al apoyo del ministerio de Trabajo y la Alcaldía quienes hacen respetar la explotación basada en relaciones laborales terciarizadas.
Siete años de acciones constitucionales han demostrado los límites riesgosos de confiar en la Ley y las instituciones del Estado, y muy recientemente, en el mes de abril de 2024 el resultado de una movilización y paro coordinado entre 8 sindicatos lamentablemente fue conducido hacia la derrota. Dirigido con la misma estrategia de conciliación de la burocracia el conflicto terminó con una derrota camuflada como un «cuarto intermedio» en las reuniones con la Alcaldía, que nunca terminan de solucionar el problema y en su lugar genera desgaste en la base.
Desde la LOR-CI consideramos que la reincorporación laboral de todxs los despedidxs así como lograr una vida libre de abusos y de acoso laboral y sexual se puede conquistar con la organización independiente del Estado y sus instituciones. No sólo es avaricia; el empresario hace política, y el Estado y sus instituciones vienen demostrando que están dispuestos a reprimir violando su propia legalidad en favor de los ricos.
La nueva dirigencia sindical y el activismo obrero debe reflexionar y hacer un balance profundo de las distintas peleas y derrotas que tuvo el sector de aseo urbano para comprender el carácter defensivo que nos dejó la derrota del 2017 para así empezar a organizar a la mayoría trabajadora. Se requiere alentar la confianza de lxs trabajadores en sus propias fuerzas y sus propios métodos de lucha. La estrategia de conciliación (entre 4 paredes) de la burocracia sindical utiliza la movilización, la protesta, el paro, la huelga para desinflar las energías y negociar miserias con la patronal; debemos retomar la discusión sobre el papel político de esas herramientas políticas para impulsar la autoorganización hacia la independencia política de clase. Impulsemos al interior de cada sindicato de aseo urbano, de La Paz y El Alto, la elección de delegados y delegadas de base, que pueden ser cada 10 o 15 trabajadores, lo que permitirá fortalecer y democratizar los sindicatos cuando estos acatan el mandato de la base pero también servirá para que la base esté vigilante y controlando a sus dirigentes y evitar la corrupción y la burocratización que se alienta desde la patronal y el Estado. Ejemplo de esta escandalosa corrupción sindical es la Central Obrera Regional de El Alto (COR El Alto) que por propinas de la patronal están dispuestos a dejar a los y las trabajadoras librados a su suerte. Llamamos a redoblar las fuerzas en constituir espacios de organización de lxs trabajadores contra los despidos, el acoso y precarización, y llamamos a la solidaridad con estos sectores de trabajadores en lucha. / Diario la izquierda/ foto Erbol (archivo)