12 de marzo de 2024. – El Gobierno de Luis Arce ha informado que las recientes inundaciones y granizadas han causado estragos en más de 9.000 hectáreas de cultivos agrícolas en siete de las nueve regiones del país. Según el viceministro de Desarrollo Agropecuario, Álvaro Mollinedo, se han registrado 4.223 hectáreas afectadas por inundaciones y 4.818 hectáreas dañadas por granizadas, lo que suma un total de 9.041 hectáreas perjudicadas. Estas cifras representan aproximadamente el 11 % de las áreas de cultivo, aunque el viceministro ha asegurado que este porcentaje no es significativo y que aún se cuenta con suficiente superficie para garantizar la seguridad alimentaria en el país.
Las regiones más golpeadas por estos fenómenos naturales son La Paz, Cochabamba, Oruro, Potosí, Chuquisaca, Santa Cruz y Pando. Los principales cultivos afectados incluyen la papa, el maíz y los cítricos, mientras que la sequía persistente en algunas zonas de Potosí, Tarija y Santa Cruz también ha causado daños en los cultivos de soya.
El Gobierno ha puesto en marcha acciones para abordar la situación, incluyendo el «bombardeo» de nubes en las áreas afectadas por sequía para inducir la lluvia. Además, el Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras está trabajando para que los municipios afectados actualicen sus declaraciones de emergencia o desastre, lo que facilitará la asistencia oportuna.
Para atender a los agricultores afectados, el Gobierno ha destinado un presupuesto de 127 millones de bolivianos (alrededor de 18,2 millones de dólares). Este apoyo incluye la distribución de semillas, fertilizantes, insumos agropecuarios y, para el sector ganadero, alimentos balanceados, forraje y sales minerales para los animales.
La temporada de lluvias, que comenzó en noviembre, se espera que se extienda hasta marzo o abril, y el país ya ha enfrentado desafíos significativos debido a las condiciones climáticas extremas.
En el contexto más amplio, Bolivia ha experimentado una de las sequías más intensas en años durante gran parte de 2023, lo que ha afectado la provisión de agua en algunas ciudades, causado un descenso histórico en el nivel del lago Titicaca y acelerado el derretimiento de los glaciares.
Desde el inicio de la temporada de lluvias, se han registrado 51 muertes y más de 43.000 familias afectadas y damnificadas en todo el país, con 133 municipios afectados y 23 declarados en estado de desastre municipal.